La situación en Somalia es muy grave, catastrófica. Nos enfrentamos a una de las peores sequías de los últimos 40 años. El país sufrió una hambruna en 2011 y otra sequía en 2017, además de recurrentes conflictos y emergencias sanitarias como el cólera, el sarampión y la desnutrición. Y todo esto se suma a las altas tasas de mortalidad materna e infantil, que son de las más elevadas del mundo. Da la impresión de que aquí, cuando aún estamos tratando de reponernos de un golpe, enseguida nos viene el siguiente. Y hay veces en que son varios los golpes que nos llegan al tiempo.Seguir leyendo